Enfermedades Cardiovasculares y Coronavirus
/El día sábado 11 de Abril pasado el Diario EL CHUBUT le hizo una nota al director médico del Instituto de Cardiología Pueblo de Luis.
Por Dr. Roberto A Ingaramo
Estamos viviendo momentos difíciles, extraños, casi irreales, donde nos están sucediendo cosas que solo pensábamos existían en ciencia ficción.
Hoy en día nuestro país y el mundo se ven amenazados por un nuevo agente patógeno como el COVID-19 más conocido como coronavirus. Si bien no es propósito de esta nota comentar sobre las características y consecuencias para la salud que trae aparejado el contagio con estos tipos de virus aparecidos recientemente como el SARS, MERS y este último COVID-19 ya que el mismo ha sido ampliamente abordado por todos los medios de comunicación en estos días, me referiré brevemente sobre algunos aspectos de la misma.
Como toda infección por microorganismos, ante una virosis, nuestro cuerpo se ve más o menos afectado en algunos organos dependiendo del tipo de virus que uno contraiga.
Como es conocido, el coronavirus hace su efecto deletéreo principalmente sobre los pulmones, provocando en los casos más graves, una insuficiencia respiratoria severa que seguida en general de lo que se conoce como una falla múltiple de todos los órganos, produce en la mayoría de los casos la muerte de la persona contagiada.
Expertos han sugerido dividir la historia natural de esta infección en tres fases, una primera de «infección temprana» caracterizada por fiebre, dolor de garganta y tos seca; una segunda denominada «fase pulmonar» con alteraciones en la respiración y disminución del oxígeno en sangre y una tercera llamada de «hiperinflamación» caracterizada por inflamación generalizada, insuficiencia respiratoria, falla cardíaca y shock. En cada una de estas instancias se han y se continúan probando diversas drogas con resultados dispares sin que exista aún un consenso científico de cual o cuales administrar, en qué período de la enfermedad y por cuánto tiempo.
Si bien el peligro sanitario que esta pandemia representa merece la atención de todos los sistemas de salud, no debemos olvidarnos del resto de las patologías que padecemos y que no «están en cuarentena» por el coronavirus.
Entre ellas, nos referiremos a la principal causa de muerte en nuestro país, las enfermedades cardiovasculares. Si pensamos que la gran mayoría de las cardiopatías ocurren en personas mayores de 60 años, precisamente las más susceptibles de contraer la virosis, podemos estar ante un doble problema.
Toda infección, tanto bacteriana como virósica, puede tener efectos muy negativos sobre el corazón y los vasos sanguíneos provocando, entre otras, las llamadas endocarditis y mayormente en el caso de las virales, las miocarditis. La miocarditis es una inflamación del músculo cardíaco que puede llevar a la dilatación del corazón, insuficiencia cardíaca y hasta en los casos extremos llegar a ser necesario un trasplante o producir la muerte del individuo. Por suerte, según los datos obtenidos de los médicos chinos, italianos y españoles, la miocarditis no es una complicación probable del COVID-19 y no parecería que produciría lesiones directas sobre el corazón. Hasta el momento, los estudios realizados incluyendo las biopsias cardíacas efectuadas en pacientes fallecidos por este virus, muestran una muy escasa presencia de miocarditis. Esta miocarditis, de presentarse forma parte de la inflamación generalizada comentada arriba que sufre nuestro organismo en los casos graves afectados por el virus.
También se han descripto arritmias y casos de insuficiencia cardíaca. A su vez, la afectación cardiovascular es más probable que ocurra en las personas con enfermedades asociadas como la hipertensión arterial, diabetes o una enfermedad cardíaca previa.
Pero, si bien la afectación cardiovascular por el coronavirus parece ser al menos hasta el momento escasa, (recordemos que una de las características de este agente patógeno es su mutación), el mismo está generando consecuencias negativas indirectas.
Reportes de salud provenientes de Italia y España han alertado sobre una serie de inconvenientes que se están presentando y representan un reto para los sistemas de salud, en especial los de Emergencias.
El primero observado es que los pacientes con un síndrome coronario agudo recluidos en sus domicilios, han sido remisos en solicitar ayuda a los servicios sanitarios ante el temor de una probable internación y contagiarse con el virus intrahospitalariamente. Esto ha provocado que se demore en forma peligrosa su atención y tratamiento, que junto a la tardanza en los servicios de emergencia en llegar al domicilio, han provocado un aumento de las complicaciones y severidad de los cuadros clínicos.
Otro inconveniente, este de carácter médico, es que se dificulta el diagnóstico en estos síndromes coronarios, ya que una enzima que se analiza en la sangre de estos pacientes (Troponina T) para saber si se está produciendo una isquemia coronaria (disminución o ausencia de la circulación) también aumenta como consecuencia de la inflamación virósica, lo que impide el empleo de una herramienta muy útil para descartar un cuadro coronario y los médicos deben utilizar otros métodos adicionales de diagnóstico, pero valiéndose más que nada en su experiencia para evaluar la evolución del paciente y poder tomar una conducta definitiva. En ese aspecto, se está prefiriendo el tratamiento médico conservador y dejar reservado solo para casos muy graves las intervenciones terapéuticas como el cateterismo y angioplastias a los fines de minimizar posibles contagios y no sobrecargar los recursos humanos y técnicos.
Por lo tanto, un consejo práctico para todos aquellos que tengan una patología cardiovascular conocida o no, es que ante cualquier síntoma que suponga una emergencia cardíaca no dude en hacer la consulta médica a la brevedad. Otro es mantener sin cambios los tratamientos administrados por sus médicos, la mayoría de estas drogas no han mostrado interacciones negativas en los cardiópatas que contrajeron la virosis con las empleadas para controlar la misma.
Si bien es comprensible que todo el sistema de salud debe estar mayoritariamente abocado a tratar de mitigar y controlar los efectos de esta pandemia, no hay que olvidarse de la existencia, permanencia y evolución negativa que pude ocurrir con la amplia variedad de patologías que la padece la población general y que las pérdidas de control de las mismas, como las cardiovasculares, provocadas directa o indirectamente por las acciones masivas desarrolladlas tendientes a controlar al COVID-19, puede llevarnos con el tiempo a problemas de salud tal vez mayores que el actual.
https://www.elchubut.com.ar/nota/2020-4-11-23-8-0-enfermedades-cardiovasculares-y-coronavirus